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First of all - RottenTomatoes.com is rotten if all users of this site are interested in New Batman and have no interes in real master piece - All the Invisible Children. I saw 2 ratings and both of them give this movie a rotten rating - that's ridiculous.
This movie deserves attention and no attention at all only proves the very thing that this movie is about - indiference and cruelty of the world versus careless and loving heart of a child. All episodes are great except John Woo's episode that is great but has a bit of Chinese Propoganda and idealisticity that spoils the whole movie and puts it down to 9/10 rating.
I strongly suggest watching this movie and have a refreshment from cinism and materialism that have become standards of our lives.
Sincerely Yours,
IMBA Critic AP
Rated 4.5/5 Stars •
Rated 4.5 out of 5 stars
01/25/23
Full Review
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All the invisible children / Los niños de nadie (2006) de Mehdi Charef, Emir Kusturica, Spike Lee, Jordan Scott and Ridley Scott, Kátia Lund, Stefano Veruso, John Woo
¿Adonde llevamos a este mundo?
Por Nelson Cárdenas / Vista al Sur
De todos los males de este mundo, de todas las injusticias cometidas, quizás las peores, las más dolorosas y las más recurrentes son las cometidas contra los niños. Los niños, que indefensos, inexpertos, dependientes de los adultos y necesitados de su soporte para pasar en el mundo son cada día explotados sexual y laboralmente, maltrados, mal nutridos, alejados de la educación, llevados a la guerra por gobiernos e insurgencias, convirtiendo los conceptos de adolescencia y niñez en dos condiciones exclusivas para un muy estrecho sector de la población.
A partir de una iniciativa del Departamento de Desarrollo de la Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia, se ha desarrollado esté proyecto cinematográfico integrado por 7 cortos dirigidos por reconocidísimos directores de todo el mundo, llamado en inglés Todos los niños invisibles, un nombre más que justo para la situación en la que se encuentran miles de millones de niños en este mundo, que a pesar de su número extraordinario, permanecen casi invisibles a los poderes y a lo que llamamos la opinión pública.
Desde la multiplicidad de nacionalidades, problemáticas y estilos cinematográficos de cada uno de los directores, la película deja una tristísima e indignante sensación en los espectadores, exponiéndonos lo desequilibrada y perdida que pueden estar nuestras sociedades con niños creciendo en ambientes tan hostiles con su propia fragilidad.
¿Adonde va nuestra humanidad con niños con fusiles en las manos y odios ajenos en los ojos, como el que nos pone Medí Charef en Tanza, que tiene por encargo poner una bomba en una escuela, una escuela en la él debiera estar jugando y aprendiendo?¿ O con Uros, un chiquitín a por salir de un reformatorio, tan sólo para que su padre le reviente de nuevo las botellas vacías de licor en su cabeza para obligarlo a robar, dolor que ni la alegría propia del director, Emir Kustorica, logra borrar? ¿ O Blanca asediada en una escuela pública por tener SIDA y ser hija de padres contagiados y adictos, como lo muestra duramente Spike Lee? O por la pelea diaria que se dan Bilú y Joao por recoger latas y cartón, sin perder sus ilusiones infantiles, e irónicamente afectados hasta por el cambio del dólar. O tal vez con las vidas paralelas de Sing Sing y Gatita, en el corto de Jon Woo, dos niñas coreanas, con dos dolores distintos, con dos carencias que tocan al más pintado? Ni los cortos más cinematográficos, el de Ridley y Jordan Scott que añoran la niñez perdida comparada con el horror que han visto los ojos de un fotógrafo de guerra, ni el homenaje a los 400 Golpes que hace Stefano Veruso, con un adolescente, ladronzuelo milanés, logran cambiar la pregunta ¿Adonde vamos?
Y no es ficción, ni siquiera una pequeña exageración, no. Es un cada día de estos niños, niños que vemos en los semáforos, o pegados a un botella de pegante, o trabajando por migajas, vendiendo su cuerpo en una esquina, o perdiendo su alma en la selva con un arma.
Pasan por frente nuestro pero ya no los vemos más, son sólo parte del paisaje urbano. Lo es en la pantalla, lo es en nuestras calles.
Hablando de lo cinematográfico, estos cortos son piezas disímiles, que no pueden ser evaluadas como conjunto, pero, personalmente creo que esta no es meramente una película sino un bofetada a la comodidad de los que podemos ir al cine, para decirnos con voz de niños y niñas de todas partes, de nuestro vecindario, que esa paz que tanto buscamos con banderitas y camisetas estampadas en los días que convoca la máquina de pensar no bastan para que ella venga. La paz no llega si no la hacemos. Se hace dando, al menos a nuestros niños, el derecho a vivir su propia edad. Y se hace con equilibrio social, poniendo las cosas en un orden distinto al que nos manda el sálvese quien pueda del capitalismo.
Parecemos resignados al estado de las cosas, como si esta fuera la única manera en que pudieran ser, pero imágenes como la de esta película dejan voces retumbando en el alma. Es sólo cosa de querer oírlas.
Bogotá, febrero de 2008.
Rated 4/5 Stars •
Rated 4 out of 5 stars
02/29/08
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